Personajes ejemplares


Mahatma Gandhi 

  Nuestro personaje de esta semana es ni más ni menos, que la persona más luchadora del movimiento independentista de la India, considerado por muchos como su héroe, por su preocupación por la teoría y práctica de la no violencia. Nacido en 1869 hasta 1948. Político y pensador indio. Llamado por algunos como “Gran Alma” de la India, Mahatma Gandhi. En esta entrega nos limitaremos a compartir algunas de las frases de nuestro personaje. 

   Aquí les dejo 10 frases de nuestro pensador, esperando que le sirvan de gran utilidad para los momentos de dificultades o alegrías: 

1. Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa. 

2. Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio. 

3. La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios. 

4. La violencia es el miedo a los ideales de los demás. 

5. Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible. 

6. No hay camino para la paz, la paz es el camino. 

7. Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga. 

8. Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego. 

9. ¿Qué es la verdad? Pregunta difícil, pero la he resuelto en lo que a mí concierne diciendo que es lo que te dice tu voz interior. 

10. En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle.



San Martín de Porres
Nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña. 


Martín conoce al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario. Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, es decir, como terciario y le confiaron los trabajos más humildes de la comunidad. Martín es recordado con la escoba, símbolo de su humilde servicio. Su humildad era tan ejemplar, que se alegraba de las injurias que recibía, incluso alguna vez de parte de otros religiosos dominicos, como uno que, enfermo e irritado, lo trató de perro mulato. En una ocasión, cuando el convento estaba en situación económica muy apurada, Fray Martín, espontáneamente se ofreció al Padre Prior para ser vendido como esclavo, ya que era mulato, a fin de remediar la situación. 

El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: "No hay gusto mayor que dar a los pobres". Murió el 3 de noviembre de 1639. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. 



BEATO MIGUEL RÚA 

Nacido en Turín el 9 de junio de 1837, el menor de nueve hijos, Miguel ingresó al Oratorio en 1852. Un día Don Bosco le dijo “Iremos por mitades en todo”. Estaba en el primer grupo al que Don Bosco le sugirió la formación de una Sociedad Salesiana. 
Durante 36 años fue su colaborador más cercano en todas las etapas del desarrollo de la Congregación. Hizo su profesión en 1835; a los 22 años (1859) fue el primer director espiritual de la Congregación y en 1860 fue ordenado. A los 26 años (1863-1865) se convirtió en el primer director del Colegio Mirabello y más tarde fue el vicario de Valdocco, con sus 700 alumnos, y de la Congregación. Fue administrador de “Letture Cattoliche” (Lecturas Católicas), responsable de la formación y del personal (1869). En 1875 se convirtió en el Director General de las Hermanas Salesianas y acompañó a Don Bosco en sus viajes. 

En 1884, por explícita solicitud del Fundador, el Papa León XIII lo designó sucesor de Don Bosco y en 1888 lo confirmó como Director General. El Padre Rua era visto como la “regla viva” debido a su austera fidelidad; sin embargo, también demostró un espíritu paterno que era capaz de gran consideración, tanto que era conocido como el “rey de la bondad”.
Con el crecimiento de la cantidad de cofrades y del desarrollo de las obras, envió salesianos a todas partes del mundo, prestando especial atención a las expediciones misioneras. En sus largos viajes por Europa y Medio Oriente, él consoló y animó, siempre mirando hacia el Fundador: “Don Bosco dijo… Don Bosco hizo… Don Bosco quería…”. Cuando murió, el 6 de abril de 1910 a la edad de 73 años, la Congregación había crecido de 773 Salesianos a 4.000, de 57 casas a 345, de 6 provincias a 34 en 33 países. 
Cuando lo beatificó, el Papa Pablo VI dijo: “La Familia Salesiana le debe su origen a Don Bosco, al Padre Rúa su continuidad… él convirtió el ejemplo del Santo en un colegio, su Regla en un espíritu, su santidad en un modelo. Transformó el arroyo en un río”. Sus restos son venerados en la cripta de la Basílica de María Auxiliadora. Beatificado el 29-10-1972. Su memorial se celebra el 29 de octubre.

Es el patrono de nuestra casa de formación.




Alberto Hurtado, sj



Alberto Hurtado Cruchaga quiso imitar a Jesús en las cosas sencillas que le ocurrían cada día. Su fortaleza, tesón y las ganas de servir a Dios marcaron su vida.


Su historia comienza el 22 de enero de 1901, cuando llega a este mundo bajo el alero de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en un campo cercano a la localidad de Casablanca (Viña del Mar, Chile) .Cuando tenía cuatro años, su padre falleció. Su madre quedó sola, a cargo de Alberto y de su hermano Miguel. Se trasladaron a Santiago.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, en donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Sin embargo, aunque sabía que por sobre todas las cosas quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.

Finalmente sus rezos fueron escuchados y en 1923 pudo cumplir su sueño e ingresar al noviciado, y fue ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933.
Volvió a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio, aquí niños y jóvenes buscaban su compañía y orientación. Jesús lo llamaba. En cada lugar el Padre Alberto Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres. Había tantos que necesitaban techo, abrigo y comida. Para ellos fundó el Hogar de Cristo en 1944.

Su obra se multiplicó con su trabajo en la Acción Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus "patroncitos".

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. El 18 de agosto de 1952 el Padre Alberto Hurtado Cruchaga dejó este mundo, partiendo al encuentro con Cristo. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.

En la mención dedicada a la vida del padre Hurtado durante la Misa de canonización de cinco nuevos santos, el Papa hizo notar como “el programa de vida de San Alberto Hurtado” fue la síntesis de: “Amarás a Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo”.

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