domingo, 7 de octubre de 2012



¡Anda! Nunca te rindas 

En lo que he vivido durante estos años que el Señor me ha concedido, me he dado cuenta que nuestro camino se asemeja a una ‘pista infinita en metros con vallas’, la cual para recorrerla tienes que aprender a vencer obstáculos durante todo el trayecto. A mi modo de ver, esto es la vida, ese continuo hacerse, realizarse, pero sin perder nunca la esperanza, en el momento en que te rindas ya habrás finalizado tu carrera. Te sentirás de ahí en adelante como un gran perdedor. ¡Ánimo! tienes todo el potencial solo basta, que te decidas y empieces a correr. Llegarán momentos en los que muchos te tratarán de desanimar, porque ellos, ya han abandonado su competencia, quieren encontrar su consuelo y sentirse acompañados en su fracaso, quieren que tú vayas con ellos de la mano. Invítalos a que te sigan, pero jamás te detengas; también puedes ayudar a otros a que decidan al menos mantenerse en la pista y no salirse. 

Siempre hay esperanza. “El hombre, en cada momento de su vida, nunca es algo ya hecho y acabado, sino que está siempre haciéndose; por lo tanto si un hombre nunca es ya algo hecho sino que siempre se está haciendo, el hombre puede siempre empezar de nuevo. En vez de entregarse, sumiso y abatido, a su destino de sufrimiento, el hombre puede alzar la cabeza y lanzarse a un nuevo comienzo”. (Andrés, 1998) 

Durante tu recorrido nunca te olvides de un gran elemento que te irá dando fuerzas a medida que avances y a la vez te servirá de impulso cuando te quieras detener ‘el amor’. “si la única condición de hacerse y crecer del hombre es el amor, y amar podemos todos y en todo momento, de nuevo el hombre puede convertirse de infeliz en feliz; triste en alegre; de muerto en resucitado…. Con solo dar y recibir amor”. (Andrés, 1998) 

¡Anda! nunca te rindas., no te abandones, la vida que muchos ven como un aburrido y tedioso repetir de errores, puede convertirse en un perpetuo en ilusionado comenzar. 

¡Para alguien que tenga sus metas claras, hacia donde quiere llegar jamás le será tarde empezar! 

Por Ysidro Ramírez